Cualquier información sobre el estado de salud de una persona se considera información confidencial. Lamentablemente, la divulgación de este tipo de datos ha dado pie a diversos actos de discriminación, y esto ha sido especialmente cierto para el caso del VIH.

Hubo una larga lucha para lograr que el diagnóstico de VIH permaneciera sólo entre el médico y la persona afectada, y hoy en día corresponde a dicha persona comunicar su situación a otros. Sin embargo, todavía es una información difícil de procesar para quien recibe un diagnóstico, y el siguiente paso es igual de desafiante: ¿a quién se lo voy a decir?

Dando los primeros pasos

Lo ideal es que tengas una o más personas en quienes confiar para compartir tu diagnóstico y, de paso, hablar sobre cómo te sientes y tus expectativas para el futuro. Puede ser un familiar (hermanos, tíos, primos) o un amigo, o tu pareja si la tienes. Lo importante es que acudas a alguien con quien sientas que recibirás apoyo y que no te juzgará o se alejará. 

En este caso, hablar de tu diagnóstico es totalmente voluntario: tú decides cómo, cuándo y con quién lo compartes.

Por otro lado, es muy posible que el personal de salud que te ha diagnosticado te recomiende que te pongas en contacto con las parejas sexuales que hayas tenido en los últimos meses, para comentarles tu resultado. Esto se realiza con la finalidad de que la mayor cantidad de personas que hayan estado en riesgo se hagan una prueba de detección, y así cada quien acceda al tratamiento que requiere y pueda tomar las medidas necesarias para no seguir transmitiendo el virus.

Lo anterior es más bien una sugerencia. Su cumplimiento ayudaría a que más personas conozcan su estatus serológico, pero tampoco es una obligación, sobre todo considerando la dificultad que puede haber en contactar a alguien con quien, por ejemplo, tuviste solamente sexo casual.

Finalmente, a quien sí deberías informarle sobre tu condición es a cualquier médico que se involucre en tu tratamiento, como dentistas, ginecólogos, dermatólogos u otros especialistas que necesitarán ese dato para darte una atención más adecuada. También puedes hacerlo en caso de que el personal médico deba tener contacto con tu sangre y no parezca estar tomando todas las medidas de precaución, como usar guantes de látex.

Qué sigue

Fuera de las situaciones anteriores, que tienen más que ver con tu diagnóstico y atención, hablar del VIH en otros contextos es absolutamente opcional. Puedes elegir no decirlo y no debería haber problema alguno, aunque en ciertos sitios quieran hacerte creer que sí.

Las directrices internacionales sobre los espacios de trabajo, por ejemplo, indican que no es obligatorio que una persona con VIH revele su condición de salud al solicitar un empleo o cuando ya se encuentra laborando, pues la convivencia cotidiana en un ambiente de trabajo no implica riesgos para transmitir el VIH.

En contraste, el vivir con VIH sí se ha usado como pretexto para que los empleadores despidan a un trabajador, partiendo del prejuicio de que se enfermará constantemente o de que no será capaz de desempeñar cualquier tarea que le asignen. Por esto, hasta ahora es más seguro que la persona guarde su diagnóstico de VIH como información personal y así evitar actos de discriminación.

Un criterio similar se aplica a las escuelas. No deberían preguntarte si vives con VIH como parte del proceso para ingresar o permanecer en una institución educativa, dado que la convivencia en el salón de clases no expone a nadie al virus.

Por último, pero no menos importante, queda el hablar del tema con una potencial pareja. Esto debe manejarse de acuerdo a cada situación, por lo que tú eliges el momento y la forma de decirlo: quizás quienes hablarlo desde que se conocen, tal vez cuando veas que se puede tornar en una relación seria o quizás cuando buscas una relación sexual. Es un tema delicado, sobre todo porque hay países donde se castiga penalmente a quienes no revelen su estado serológico a una pareja sexual, sin embargo, sabes que usando siempre el condón puedes prevenir la transmisión del virus.

Si tienes más dudas sobre cómo manejar esta situación, coméntalo con tu equipo médico y ellos te asesorarán. También puedes acudir a AHF Argentina, donde tenemos servicios de consejería al realizarte la prueba del VIH, acércate a uno de nuestros centros.

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